domingo, 12 de diciembre de 2010

Integracion en el aula de niños con NEE

 Es evidente que los individuos tenemos una serie de características comunes, aunque nos diferenciamos en otros muchos aspectos, no actuamos, sentimos o pensamos de igual manera, somos diferentes en nuestras características físicas como psicológicas.
    Esta diversidad está relacionada con unos criterios de "normalidad", tanto a nivel cognitivo, socio-afectivo como motriz; cuando dicha diversidad no se relaciona con esos criterios, se habla de deficiencia, discapacidad, retraso, etc., en nuestro caso, de alumnos con Necesidades Educativas Especiales.
    Un correcto tratamiento de la diversidad, desde el punto de vista educativo, ha de promover el respeto y la atención de la misma, contribuyendo a potenciar y/o compensar las diferentes variables que originan diferencias que implican situaciones de desventaja respecto de los demás, con independencia de que estas diferencias sean positivas o negativas, respecto a esos criterios de "normalidad" o al canon común.
    En el ámbito educativo, el maestro en particular y el resto de la comunidad educativa en general, han de ser sensibles a la problemática del deficiente en la sociedad, por ello deben proporcionarle una mejor y mayor educación que contribuya a su integración y a una mayor calidad de vida.
    En el ámbito de la Educación Física, el tratamiento de la discapacidad física se presenta como una asignatura pendiente. Tradicionalmente a los alumnos con estos tipos de discapacidades los hemos considerado como "exentos", es decir, sin capacidad para realizar ninguna actividad física.
    Este mito se potenciaba por la falta de formación específica del profesorado, por la ausencia de atención de las administraciones públicas, por el miedo y la superprotección familiar y por el desinterés social en general.
    En la actualidad vivimos el apogeo de una escuela para todos, de la integración y normalización educativa, de la atención a la diversidad, porque en efecto, todos somos diferentes y diversos y todos necesitamos atención, algunos una atención especial que les posibilite llevar una vida "normal" en todos los ámbitos: familiar, escolar, social, laboral… En definitiva se trata de dar sentido a la vida, pues este es el mayor logro que pueden alcanzar aquellas personas que han estado desheredadas por la sociedad.En general solemos utilizar como sinónimos términos como deficiencia, discapacidad o minusvalía, Efectivamente existe una gran confusión terminológica entre estos conceptos aparentemente similares, aunque en realidad reflejan realidades diferentes. Por ello, en primer lugar, es preciso establecer una diferenciación conceptual entre los mismos.
    En el marco de la salud, una deficiencia es una pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica, fisiológica o anatómica. Pueden tener carácter permanente o temporal. Entre ellas podemos incluir una anomalía, defecto o pérdida tanto en las estructuras corporales como mentales.
    Entendemos por discapacidad a toda restricción o ausencia (debido a una deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad dentro de lo que se considera "normal" para el ser humano. La discapacidad puede venir tanto por el exceso como por la insuficiencia de la realización de una actividad rutinaria y puede tener un carácter temporal o permanente. La discapacidad puede surgir como consecuencia de la deficiencia o como respuesta del individuo a nivel psicológico ante deficiencias físicas, sensoriales o de otro tipo.
    Una minusvalía es una situación desventajosa para un individuo como consecuencia de una deficiencia o de una discapacidad, limitando o impidiendo el desempeño de un rol normal. Representa la socialización de una deficiencia o discapacidad, por tanto, refleja consecuencias culturales, sociales, económicas y ambientales derivadas de la presencia de la deficiencia y la discapacidad.
    En el ámbito educativo, a partir de la LOGSE se introduce el término Necesidad Educativa Especial, que nos sitúa ante una terminología "normalizada" y por lo tanto fuera de los matices peyorativos que conllevaban términos como: deficientes, minusválidos, discapacitados, subnormales… Al tratar a estas personas como alumnos con necesidades se está presuponiendo que todos los sujetos tienen "necesidad" de atención, si bien va a existir un colectivo, en que dichas necesidades tengan el carácter de "especiales", en función del grado de necesidad requerido.
    Con el término Necesidades Educativas Especiales nos referimos al conjunto de medios (profesionales, materiales, de ubicación, de atención del entorno…) que es preciso instrumentalizar para la educación de los alumnos que por diferentes razones, temporales o de manera permanente, no están en condiciones de evolucionar hacia la autonomía personal y la integración social con los medios que habitualmente están a disposición de la escuela. (WARNOK, 1987).
    Al no equiparar el concepto de NEE con el de déficit o handicap no se intenta negar su presencia e influencia, sino que se pretende dejar claro que las necesidades de los alumnos no se explican sólo por su déficit, puesto que con una intervención educativa adecuada se pueden cubrir o reducir. De este modo una estimulación adecuada de un niño parapléjico compensa parte del déficit e incrementa su potencial de aprendizaje, pero en caso contrario se pueden producir otro tipo de problemáticas: sobreprotección, inadaptación, aislamiento… que además de contribuir a disminuir su capacidad de aprendizaje generan un déficit secundario en forma de inadaptación o trastorno de la personalidad que no es consecuencia directa de la deficiencia.
    Por tanto, al hablar de "Necesidades Educativas Especiales", estamos desvinculando al alumno del concepto de enfermedad permanente, definido mediante diagnóstico médico, y lo estamos situando ante una realidad educativa, que implica considerar las causas, no desde un punto de vista orgánico, sino desde el punto de vista interactivo, por cuanto las necesidades del alumno no se centran exclusivamente en sus propias deficiencias, ya que las mismas vienen condicionadas también por el entorno que le rodea y por los recursos educativos que se disponen (familia, escuela, sociedad).
curriculum común aunque adaptado. Por otro, el éxito de la integración también depende del apoyo de la administración, de la adecuación de material y recursos personales, de una adecuada cualificación del profesorado, de una buena coordinación entre los distintos estamentos educativos...
    Uno de los pilares básicos en los que se apoya una educación integrada es el de una actuación multiprofesional bien organizada. Este tipo de actuación implica la oferta de una serie de servicios y posibilita gran variedad de alternativas de aprendizaje para los niños con discapacidad.

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