jueves, 20 de enero de 2011

Cuatro sustancias nocivas para la salud



Productos lácteos

Éstos, a parte de no ser recomendables por lo anteriormente mencionado sobre su alto contenido engrasas saturadas y proinflamatorias, suelen producir una gran variedad de problemas para la salud.

Cuando nacemos nuestro aparato digestivo no está formado, y, por este motivo, es importante que nos alimenten con leche materna. A través de la porosidad intestinal propia del recién nacido se absorben los nutrientes de este alimento. Cuando nos empiezan a salir los dientes, perdemos la enzima que digiere la leche, puesto que ya estamos preparados para comer más sólido.La leche tiene la capacidad de permeabilizar el aparato digestivo del ternero para que los nutrientes de ésta se absorban debidamente. El mismo efecto ocurre cuando se alimenta con leche de vaca a un bebé. A través de esta permeabilidad se absorben las moléculas de la leche que son demasiado grandes para el organismo de un bebé. Esto pone el sistema inmunitario en estado de alerta, lo cual puede causar inflamación crónica, alergias y, con el tiempo, debilitar dicho sistema. Estas repercusiones suelen acompañar al individuo durante toda la vida, aunque sus manifestaciones varían. Por si esto fuera poco, los productos lácteos producen mucha mucosidad en el organismo taponando el sistema linfático (el que nos ayuda a desintoxicarnos), bloqueando la absorción intestinal y congestionando el sistema respiratorio.

No hay que tener miedo a una posible carencia de calcio cuando se eliminan los productos lácteos de la dieta. La leche es alta en este mineral pero baja en magnesio, el cual es indispensable para ayudar en la absorción del calcio en los huesos.



Trigo

Éste se encuentra en el pan, bollería y pasta, principalmente. Este cereal es un gran irritante del sistema digestivo, ya que es muy alto en gliadina, una proteína que forma parte del gluten. Su consumo, de vez en cuando, no presenta problemas. Sin embargo, en grandes cantidades ocontinuamente puede erosionar la vellosidad intestinal produciendo malabsorción, dolor, inflamación, diarrea y/o estreñimiento y un sinfín de síntomas intestinales y sistémicos.

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