Para lograr varios de los fines que plantea esta área, como serían la participación, la expresión, el trabajo en grupo a través de diferentes dinámicas, el proceso de enseñanza-aprendizaje, el desarrollo personal y grupal, la creatividad, etc.; es necesario seguir una serie de pautas, como son:
• Crear espacios para la expresión, en su más amplio sentido, donde cada uno de los participantes, aporte o reciba los estímulos necesarios para tomarlos en su propio beneficio.
• Crear espacios de comunicación donde existan interacciones de mi propia realidad para compararla con la de los demás.
• Desarrollar espacios de creatividad, que de forma directa satisfagan nuestras necesidades espontáneas de creación.
• Experimentar las variaciones del desarrollo motor de cada persona, con respecto a los demás.
• Descubrir nuestras capacidades y habilidades como educadores de valores y actitudes.
El buen maestro de Educación Física, contará con una programación previa y adecuada al nivel en el que se ha de aplicar y sobre la cual puede llegar a tener una buena capacidad de improvisación, dependiendo también de la evolución y la vida interna del grupo y de lo que éste nos pueda pedir en cada momento. Nunca lo que el maestro proponga, debe mediatizar los resultados del grupo-clase y respetará los resultados que el grupo elabore, aunque surjan de la improvisación, si bien, en ocasiones debe cuestionárselos, para así cotejarlos con las propuestas iniciales de programación, viendo si se han logrado los objetivos previstos, reorientando sobre la práctica nuestra labor docente.
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